El pasado día 9, el exvicepresidente del Gobierno y exdirector del FMI contrajo matrimonio con la periodista económica en la más estricta intimidad.
Rodrigo Rato y Alicia González organizaron una ceremonia privada que se celebró en la finca Carabaña, un pequeño terreno cerca del río Tajuña y al sureste de la Comunidad de Madrid, ante un selecto grupo de familiares y amigos que no superó las cincuenta personas. Rato y Alicia, que mantienen desde hace 15 años su relación en la más absoluta intimidad, siguieron esa máxima a la hora de organizar su discreta boda.
La discreción fue tal, que incluso uno de los hijos de Rato ni siquiera pudo presentarse a la ceremonia por encontrarse fuera de España. Pese a ello, y para no despertar sospechas en los medios, la pareja decidió seguir adelante con la boda. Pero sí fueron testigos del enlace sus dos hijas, Ana y María de los Ángeles», según declararon los testigos al diario ABC.
De la misma manera, ningún miembro del Gobierno, ni afiliados al Partido Popular, estuvo presente en el enlace. Fue una boda estrictamente familiar e íntima, como la pareja misma.
Según los testigos del enlace consultados por el diario ABC, Alicia estaba «radiante». «Lució un vestido corto en blanco crudo con escote en pico. Y él, un traje oscuro y camisa blanca», dicen. La finca de Carabaña, un paraíso de solo dos hectáreas, es un lugar «muy especial» para ambos, «donde suelen pasar muchos fines de semana y veranos».