Urdangarin acusado de 5 delitos tendrá una pena de prisión de 8 años mientras que la Infanta Cristina ha sido absuelta de 265.000 euros por responsabilidad civil.
La infanta Cristina está casada desde el año 1997 con el antaño jugador de balonmano del F.C. Barcelona (desde 1986 hasta el año 2000) y medallista olímpico Iñaqui Urdangarín. El mismo día de su matrimonio fueron nombrados Duques de Palma.
El “flechazo” había surgido en 1996, en los Juegos Olímpicos de Atlanta.
Han tenido cuatro hijos: Juan Valentín (de 17 años) Pablo Nicolás (de 16 años), Miguel (de 14 años) y por último Irene (de 11 años).
A Jaime Peñafiel nunca le gustó. Por lo visto Iñaqui Urdangarín tenía multas sin pagar y alegó sordera para evitar el entonces obligatorio servicio militar. El periodista dio a conocer que: “Iñaqui es emplazado a posteriores pruebas que se realizan en el 95”. Al final no lo hizo.
No parece, precisamente, una prueba de amor a su patria (como posteriormente no parece, según los famosos correos de Torres, tener mucha fidelidad a su esposa).
También son llamativos los engaños a sus presuntas novias de juventud que si se perdonan por su “guapura” no dicen nada a favor de su moralidad y madurez como persona.
En el año 2003 dirige con su socio Diego Torres el instituto Noos del cual deja de ser presidente para trabajar en Barcelona como consejero Internacional de Telefónica. Posteriormente fue a vivir a Washington en el año 2009. Tenía un sueldo de un millón de euros que, por lo visto, no era bastante para mantener a sus cuatro hijos y pensó en buscarse un suplemento ya que, al parecer, tampoco debió ser bastante la subida en 2012 a millón y medio.
En resumen, el resto lo conocemos. Es investigado por sus presuntas actividades ilícitas en 2011 originando que Zarzuela le aparte de los actos oficiales dando a entender su disconformidad con los hechos acaecidos. La corona se ve perjudicada por el escándalo ya que también tiene que prestar declaración Carlos García Revenga, el secretario de las infantas.
Finalmente, el día 17 de febrero de 2017, ha habido una condena de seis años y tres meses de cárcel. Los cargos han sido por prevaricación, tráfico de influencias y dos delitos contra la Hacienda Pública.
Y después de todo esto nos preguntamos ¿por qué? ¿Se sentía todopoderoso y pretendía conocer dónde estaba el límite de este poder? ¿Estaba acostumbrado a pequeñas transgresiones que le han ido durmiendo la conciencia?
¿Y qué pasa ahora con su mujer y sus hijos? La primera declarando que ella no sabía nada, que esas cosas las llevaba su marido. Declaraciones que bien podría haber hecho una persona inculta pero no ella… una infanta de España. Es rebajarse sin haber tenido ninguna necesidad…
Los niños también se han visto y se verán perjudicados en el futuro por todo esto. Aparte del tema de los juicios sus padres se han visto vergonzosamente privados desde junio de 2015 del título de Duques de Palma que, aunque no les haga falta, podía haber heredado alguno de ellos. ¿Y qué hay de la condena de cárcel? Aunque no llegue, quizás, a cumplirse es algo que para ellos es y será una pesadilla.
Luego los primeros desprecios como, por ejemplo, que en la Primera Comunión de Irene no acudieron sus primas Leonor y Sofía y tampoco los Reyes. (Aunque posteriormente la niña fue invitada a la Primera Comunión de su prima Leonor)
Aparte la vergüenza de saber lo de la firma de su padre en los correos como “duque empalmado”. (Ahora tendrá que firmar de otro modo).
Así como su presunta sordera ahora confirmada ya que no escuchó al Rey, tanto al emérito como al actual. Consejos que no tuvo en cuenta creyéndose por encima de ellos. Ambición sin límites. Cuanto más alto se sube más dura es la caída.