Hasta el sol se puso de acuerdo para la fastuosa puesta en escena de la marca, que por puesta en escena, ha eclipsado la Semana de la Moda de Nueva York. No podía ser otra que la ciudad de los rascacielos en la que el reconocido diseñador de moda, Riccardo Tisci, elevara la marca a un nivel de espectáculo comercial. Con su savoir faire Givenchy eclipsó en La Semana de la Moda de Nueva York. Desde Julia Roberts hasta Pedro Almodóvar, o incluso diseñadores de la talla de Alexander Wang, pudieron deleitarse con el sublime y erótico desfile de Givenchy.

Aunque, con retraso de una hora en comenzar el esperado desfile, dio comienzo bajo un atardecer. Olvidando los guiños del pasado, como el de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, Riccardo Tisci apostó por tejidos superpuestos en una colección basada en blancos y negros, solas sin chaqueta, un estilo animal, exótico, en el que pudimos ver corbatas y cuellos en piel de serpiente, incluso nos sorprendió con una mujer reptil cubriéndole hasta el rostro.
Una mezcla de tejidos y etnias rigurosamente tratada, togas de corte griego conviven con chantillí y brocados cobrando protagonismo, mangas que se hacen toquillas independientes, versiones de colas minimalistas, etc.
Un éxtasis de transparencias y toques hindúes, uno de los modelos más llamativos fue la impactante aparición de Shiva en versión punk, con piercings, tachuelas y volantes de pelo en una ambigüedad absoluta.

Solo hubo un pequeño altercado durante todo el desfile: la caída de la modelo sudafricana Candice Swanepoel. Pero ni el pequeño error pudo nublar la majestuosa puesta en escena de Givenchy cerrando el desfile con el Ave Maria de Schubert. Simplemente amén, simplemente exquisito.