Hace apenas dos semanas que el nieto de doña Sofía y don Juan Carlos se marchó a Florida para comenzar un nuevo curso en una academia militar.
Sin embargo, Froilán no está muy contento con la decisión de su abuela, y lo expresa confesándole a sus amigos: “»Espero que este año se pase rápido».
Las malas notas y la desesperación de sus padres ante el poco rendimiento de su hijo, fue lo que llevó a doña Sofía a tomar las riendas de la situación y enviar a su nieto al internado, cuyo coste es de unos 40.000 euros al año y que asume la reina emérita. Aunque, fuentes cercanas a la familia real, aseguran que esa decisión no ha sido únicamente debida a las notas de Froilán, sino que han influido otros factores como la presión mediática, ya que, en los últimos años, sus aventuras y desventuras han protagonizado más páginas de prensa de las que a sus padres les gustaría. Entre sus trabajillos como relaciones públicas para algunas discotecas de este nuestro país, sus intentos de vender relojes en conocidas joyerías madrileñas y sus amistades incipientes con un ahora desaparecido pequeño Nicolás, Felipe Juan Froilán de todos los Santos daba mucho que hablar.
Una larga lista de anécdotas le han puesto en la obligación de cambiar cuatro veces de colegio en cinco años. La mano férrea del de Sigüenza, el último de los que ha visitado, no parece haber sido suficiente y, por ello, la vida del mayor de los sobrinos de Felipe y Letizia ha dado un giro. Una vez más, Elena de Borbón y Jaime Marichalar intentan meter en vereda al que parece el más díscolo de los nietos de Don Juan Carlos y Doña Sofía.
